Alexis es un joven del barrio con una gran tradición familiar: ser entrenadores de boxeo y llevar adelante el club Ipiranga.
Nos cuenta la historia y la actualidad del club. Club que forma parte de la historia de su familia y del barrio.
El Ipiranga es un club de Boxeo que hace muchos años se encuentra en el barrio La Paloma- Cerro. Su abuelo fue el primero dentro de su familia quien lo llevó adelante, como entrenador y también quien lo gestionaba, ya que lo tenía en su casa, “en el frente”, nos cuenta Alexis.
Luego, al retirare su abuelo, lo toma su padre, entrenador también. Y lo gestiona en el fondo de su casa, “a la intemperie”. El club, por tanto, se fue formando de a poquito, “humildemente”, creando un ring en el patio de su casa, con unos palos para colgar las bolsas. Paso a paso se fue consolidando.
En la actualidad el Club Ipiranga se encuentra en la calle Lafone y Camino de las Tropas, y Alexis y su padre son los entrenadores.
“… toda la vida estuvo el Ipiranga acá en Samuela Lafone, antes era el Olimpia, se llamaba así…mi abuelo se entrenaba ahí y después le cambiaron el nombre, Ipiranga y ahí siguió hacia adelante…mi abuelo lo toma y sigue dando clases, después lo agarra mi padre y ahora estoy yo…”
Toda una tradición familiar y una tradición para el barrio, el contar con el Club.
Club el cual ha sacado campeones, como Lucas Fernández, medallista de bronce de los juegos panamericanos en Lima Perú. Lucas se entrenó en el Ipiranga y salió campeón 4 veces. Nos cuenta Alexis, que de esta manera el club se hizo nombrar, acercando profesionales, se hizo conocer por sus boxeadores y campeonatos.
Otra campeona que salió del Ipiranga es Viki Da Silva campeona 3 veces. Y Melani Moroto quien fue a los sudamericanos y salió campeona por cinto.
Todos y todas son jóvenes del barrio, quienes se acercan al club. En la actualidad se entrenan entre 40 y 60 personas, hombres y mujeres.
El club ha contado con el programa “Knock out a las drogas” de la Secretaría Nacional de Deportes. Por lo que ha prestado este servicio de ayuda a jóvenes con problemas de drogas. Experiencia muy valorada tanto por ellos mismos, como para la comunidad, ya que pudieron ayudar y sacar adelante a varios jóvenes, según nos cuenta Alexis.
Como club tienen la meta de sacar profesionales. Incentivar a los y las jóvenes y entrenar para realizar ese logro, ya que no han tenido profesionales aún. Eso sería un triunfo tanto para ellos como entrenadores, por supuesto para los propios boxeadores y boxeadoras y para el club en sí, y por ende para el barrio.
Nos cuenta que las personas que viven en el barrio siempre apoyan y motivan a que el club salga adelante. Cuando se organizan veladas la gente apoya, ayuda, se reúne, participa.
Es un barrio donde “…nos conocemos entre todos, es un barrio de gente que está de hace años acá, y que se conocen casi todos…”
Señala que hay buen vínculo y que al ser un club conocido hace años en el barrio, lo apoyan, tanto los vecinos y vecinas, como otros clubes y gimnasios, con quienes se tiene una fluida relación. Una red de vínculos que está presente y fortalecida por el deporte, por incentivar a jóvenes del barrio, y por salir adelante haciendo los que les gusta.
El club Ipiranga de la Paloma, es por tanto, un lugar de referencia y de afecto. Un espacio más que identifica al barrio y que lo construye como tal.