En este trayecto que viene haciendo el Proyecto por la zona de la Paloma, nos estamos encontrando con diversas historias que hacen al barrio, a los lazos afectivos, al sentido de pertenencia, a los lugares de encuentro y memorias compartidas.
Es así, que en conjunto con el acondicionamiento del espacio público ubicado en Camino de las Tropas y Pernambuco, al lado de la Policlínica La Paloma, nos fuimos acercando a la historia del barrio La Paloma N° 12.
Sabíamos que lo que hoy será una plaza con nueva infraestructura, juegos y mobiliario, fue en su momento una plaza creada por los propios vecinos y vecinas para el disfrute de los más pequeños.
Es así que conversamos con Ramón Britos, del grupo de vecinos del complejo La Paloma N° 12, quien nos fue narrando sobre la construcción del barrio y su organización.
Un poco de historia…
La Paloma N° 12 es un grupo habitacional creado por la Intendencia de Montevideo en la década del 50. El terreno en sí era de un saladero y la Intendencia lo compra y construye las viviendas y dos tanques de agua para abastecer la zona. Se construyen 84 viviendas, viviendo hoy alrededor de 300 personas.
Los primeros residentes eran las familias de los obreros de los Frigoríficos, cerca del 90% eran trabajadores de estas industrias tan características del Cerro. Luego fueron quedando los/as hijos/as y posteriormente los/as nietos/as de aquellos/as primeros habitantes, quienes fueron construyendo en los predios familiares. Es de esta manera, nos cuenta Ramón, que se fue ampliando y conformando lo que hoy es el barrio La Paloma N° 12.
(Fondo de viviendas de Pasaje A y Pasaje B. Imagen brindada por Ramón Britos)
En cuanto al barrio en aquella época, en los inicios de la vida en el complejo, la zona era más desolada, recuerda Ramón, la calle de la Paloma era de tierra y la mayor parte era campo.
En Camino de las Tropas había tejido, ya que pasaba el ganado desde la Tablada al Frigorífico Nacional o al Artigas.
Como muchas de las memorias del barrio de antes, el recuerdo del pasaje de ganado, se presenta y se rememora desde el juego, al correr las tropas o jugar con los corderos.
En este contexto y paisaje se fue construyendo el barrio y la crianza de los más pequeños, quienes hoy nos relatan su historia.
Ramón también nos cuenta del “tajamar” llamado así por los/as vecinos/as (cercano a lo que hoy es Cerro Norte), donde se almacenaba agua para el Frigorífico Artigas. Allí la gente del barrio iba a buscar agua o a lavar la ropa. De a poco, los/as vecinos/as se fueron organizando para solicitar los tanques de agua que posteriormente llegaron.
La gran organización de los/as vecinos/as ha logrado muchas cosas. En su momento se conforma una Comisión, desde la cual se fueron logrando mejoras en el alumbrado, llegada del recolector de basura, mejora en los pasajes internos del complejo, así como la creación de la Policlínica Municipal La Paloma, servicio que hoy es esencial para el barrio.
(Policlínica La Paloma. Imagen brindada por Ramón Britos)
Dentro de su accionar, la comisión de vecinos, proyecta en el terreno “donde siempre se jugaba” (terreno el cual hoy será una nueva plaza), la creación de un “Rincón Infantil”, inaugurado el 6 de Mayo de 1995.
Este esfuerzo significó muchos contactos tanto con empresas privadas como con organismos del estado de aquel entonces para contar con los materiales para su construcción. La construcción quedó en manos de los/as vecinos/as.
Se recuerda al Rincón Infantil con mucho orgullo y alegría. Su creación fue de arduo trabajo y también su cuidado.
(Imágenes brindadas por Ramón Britos)
(Imágenes brindadas por Ramón Britos)
En principio era una plaza cerrada, con alambrado, venían niños/as de jardines cercanos, así como mujeres con sus hijos que llegaban a la Policlínica y niños/as de todo el barrio. Se acordó cerrarla para su cuidado, para mantenerla limpia. De noche se cerraba, y en verano se regaba, si re rompían los juegos ellos mismos lo arreglaban.
De a poco, el cuidado de la plaza fue decayendo, así como la Comisión se fue apagando y los juegos fueron redistribuidos y el espacio se fue convirtiendo en un “monte” según nos relata.
(Espacio de la plaza. Mayo 2016. Imagen brindada por Ramón Britos)
Le preguntamos por la recuperación de dicho espacio público en la actualidad y su impacto en la vida del barrio, y nos comenta que le aporta otra calidad al entorno, “se podrá ir un fin de semana y sentarse, tomar mate y que los gurises corran, jueguen…le da otra sensación, ver algo nuevo, distinto, limpio, nunca íbamos a poder hacer algo así.” De alguna manera recordando lo que en algún momento organizadamente lograron.
Otro hito del barrio que nos comparte, fue cuando se festejaron los 50 años del barrio. Ese día fue de gran festejo, donde todo el barrio participó, trayendo a los más viejos/as. Los locales del Mercadito se cerraron y allí se llevó a cabo la celebración. En esa instancia se dio reconocimiento a todas aquellas personas que de alguna manera contribuyeron y aportaron a la construcción del barrio. Se entregaron palomitas de cerámica y medallas como forma de homenaje.
Se logró así una comisión que se fue organizando y movilizando en pro de las necesidades y oportunidad que veía en el barrio.
A su vez, la comisión, liderado por un “grupo de mujeres” tal como lo menciona, organizaba muchas actividades para los/as habitantes del complejo. Desde festejos, repartir útiles escolares, hasta recorridas organizadas a través de Cutcsa, quién prestaba una vez por mes un ómnibus destinado para que los más pequeños recorrieran otras partes de la ciudad.
Otro hecho significativo que nos cuenta, fue que para lograr ampliar la Policlínica se organizaron junto a otros barrios de la zona, un total de 15 comisiones barriales, “desde acá hasta la ruta”, nos comenta Ramón. Así como para traer el ómnibus L6. Lo que deja entrever el trabajo en red y organización que el barrio tuvo en su momento. Tal vez hoy la participación u organización se vea disminuida, aún así cuando la necesidad o alguna problemática se presenta las redes barriales se reactivan.
En 2002 con la crisis se comienza a dejar un poco de lado lo organizativo, “porque la gran mayoría tuvo que salir a trabajar más” o por otras razones, y la Comisión deja de existir.
Si bien hoy en día la Comisión no existe como tal, sí permanece como “grupo de vecinos/as”, tal como lo menciona, y se siguen logrando muchas cosas a raíz del esfuerzo en conjunto. Aquel entonces y su organización “hizo fuerte al barrio” nos comenta y sin dudas forjó su identidad.
El aprendizaje del camino andado ha quedado grabado, las prácticas y formas de organizarse han cambiado, pero los vínculos siguen existiendo, y cuando se presenta un asunto a resolver no se duda en el accionar. Y no solo en el barrio La Paloma 12, también se construyen acciones puntuales para resolver algunas problemáticas de otros habitantes cercanos.
Nos comenta que si bien el barrio ha cambiado mucho, y hay un decaimiento en el accionar comunitario, “cuando precisas a la gente la gente está, te responde”. Y a eso se refiere cuando le preguntamos cuáles son los valores que se han construido en el barrio. “El conocimiento desde hace años entre las familias, la interrelación con los/as vecinos/as, y que siempre nos damos una mano entre vecinos/as cuando se precisa, ya sea de este o de aquel pasaje”.
Estas historias, de construcción de lugares, de organización y logros, de vivencias compartidas, son retazos de la memoria y de la identidad de los barrios, dignos de conocer y visibilizar.
Les contamos pues este pedacito de la historia de La Paloma, donde el barrio se encuentra.