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En la cocina de la solidaridad

En este contexto de pandemia, crisis, y fracturas, se hace evidente el carácter social- comunitario del ser humano, estamos sujetos a los lazos para ser quienes somos, a las redes, estamos interconectados y dependemos unos/as de los otros/as como colectivo.

Estuvimos en contacto con algunos de los vecinos/as que están organizando, a raíz de la situación que se está viviendo, ollas populares en la zona de La Paloma.

En esta zona, cercana al Cerro, de base obrera, trabajadora, emergen en momentos de adversidad, múltiples formas de organización para colaborar con aquellas personas del barrio que más necesiten ayuda.

Se evidencian aquellas redes que conforman una base solidaria y organizativa, quedando en ocasiones invisible, pero que en momentos críticos emergen.

Sí que la zona del Cerro ha vivido esplendores y crisis, sí que ha sido una zona de obreros, de trabajadores, de luchas y organizaciones comunitarias, de lazos familiares que unen a lo largo de generaciones el esfuerzo en cuanto a lo comunitario y el cariño por este espacio, que sienten con orgullo el vivir allí.

Quizás esta característica hace que los que allí habitan sepan organizarse cuando urge la necesidad, porque la solidaridad es un entramado que se lleva en la memoria y en la práctica.

Hoy, en el contexto que atravesamos, hemos visto como organizaciones de base, así como vecinos/as que se reúnen de forma voluntaria y solidaria, suman esfuerzos para “parar la olla”.

Hemos visto alrededor de 10 ollas populares en la zona de La Paloma y Cerro Norte.

Vecinos y vecinas que aportan a las ollas que se arman en su cuadra o en zonas cercanas, que conocen la solidaridad en base al respeto y a la ayuda mutua.

Su forma de organización va desde buscar espacio, conseguir alimentos, coordinar donaciones entre vecinos/as, así como repartirse de forma coordinada, días, horarios y zonas, para intentar cubrir lo máximo posible el área.

Cuántas veces hemos visto en los medios de comunicación las noticias de ser zonas violentas, “rojas”, y muchos otros adjetivos descalificantes.

Difundamos y apoyemos este esfuerzo que los vecinos/as vienen sosteniendo.

Si hablamos de organización, de participación, solidaridad, convivencia, integración, subrayemos entonces los/as muchos/as vecinos/as y organizaciones que planifican, se reúnen y llevan a la acción de forma sistemática, almuerzos, meriendas y cenas.

Su capacidad de respuesta, es una de las formas de organización más valiosas que emerge en este contexto.


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